Si vemos nuestras propias entrañas o devoradas por animales es de mal augurio, puesto que nos advierte que será un pésimo momento para los negocios y nuevos proyectos.
Veremos nuestros objetivos frustrados por un sinfín de obstáculos que se presentaran.
Se presentaran problemas con socios y conflictos en la familia por contrariedades y encuentro de intereses.
A todo esto le sumaremos un estado de angustia e inquietud, puesto que nos agobiara la situación y no sabremos cómo lidiarla.
Todo esto hará aun más difícil el hecho de ser razonable y tomar las decisiones adecuadas para salir de esos problemas.
Y desafortunadamente en este tipo de situaciones, el presagio se puede prolongar por tiempo indefinido, causando tristezas, pesares y sufrimiento al soñante.
La interpretación de este sueño va ligada al estado en que se encuentre el intestino, si lo vemos saludable será indicio de riquezas, y excelentes proyecciones a futuro.
Si por el contrario lo vemos en mal estado o enfermo, será señal de problemas financieros, deudas y apremios de dinero.